Una antigua leyenda judía habla de dos hermanos.
Uno había sido bendecido con una esposa e hijo, el otro no.
El primero pensaba: Yo tengo una familia que me podrá ayudar cuando sea mayor, en
cambio mi hermano está solo…. Voy a favorecerle llevándole una paca de trigo o avena cada noche sin que él se dé cuenta. El otro pensaba: Yo vivo solo, no necesito tantos alimentos voy a favorecerlo llevándole cada noche un bulto de cereales mientras él duerme.
Así pasaron varios años en que se apoyaron mutuamente sin darse cuenta….
Una noche, ambos hermanos se encontraron a la mitad del camino. Los dos comprendieron lo que el otro estaba haciendo y conmovidos se dieron un fraternal abrazo.
Dios dijo:
“En ese lugar donde los dos hermanos se abrazaron quiero que
sea construida mi casa.
Éste es el monte del Templo de Salomón, en Jerusalén”.
ANÓNIMO
Uno había sido bendecido con una esposa e hijo, el otro no.
El primero pensaba: Yo tengo una familia que me podrá ayudar cuando sea mayor, en
cambio mi hermano está solo…. Voy a favorecerle llevándole una paca de trigo o avena cada noche sin que él se dé cuenta. El otro pensaba: Yo vivo solo, no necesito tantos alimentos voy a favorecerlo llevándole cada noche un bulto de cereales mientras él duerme.
Así pasaron varios años en que se apoyaron mutuamente sin darse cuenta….
Una noche, ambos hermanos se encontraron a la mitad del camino. Los dos comprendieron lo que el otro estaba haciendo y conmovidos se dieron un fraternal abrazo.
Dios dijo:
“En ese lugar donde los dos hermanos se abrazaron quiero que
sea construida mi casa.
Éste es el monte del Templo de Salomón, en Jerusalén”.
ANÓNIMO
Comentarios
Publicar un comentario